Te cuento un cuento en 1'


El arte de la observación 


El discípulo llego hasta el maestro y le dijo:
-Guruji, por favor, te ruego que me impartas una instrucción para aproximarme a la verdad. Tal vez tu dispongas de una enseñanza secreta.

Después de mirarle unos instantes, el maestro declaró:
- El gran secreto está en la observación. Nada escapa a una mente observadora y perceptiva. Ella misma se convierte en la enseñanza.
-¿Qué me aconsejas hacer?
-Observa- dijo el Guru-. Siéntate en la playa, a la orilla del mar, y observa como el sol se refleja en sus aguas. Permanece observando tanto tiempo como te exija la apertura de tu comprensión.
Durante días, el discípulo se mantuvo en completa observación, sentado a la orilla del mar. Observó y observó, atento y ecúanime, meditativo y alerta. Y así, paulatinamente, se fue desarrollando su comprensión. Su mente comenzó a modificarse y su consciencia a hallar otro modo mucho mas rico de percibir. El discípulo, muy agradecido, regresó junto al maestro. 
- Has comprendido a través de la observación? - preguntó el maestro
- Si- repuso satisfecho el discípulo- . Llevaba años efectuando la ritos, asistiendo a las ceremonias mas sagradas, leyendo las escrituras, pero no habia comprendido. Unos días de observación me han hecho comprender. El sol es nuestro ser interior, siempre brillante, autoluminoso, e inafectado. Las aguas no le mojan, y las olas no le alcanzan; es ajeno a la calma y la tempestad aparentes. 
Siempre permanece, inalterable, en sí mismo.
Esta es una enseñanza sublime- declaró el gurú-. La enseñanza que se desprende del arte de la observación.

El maestro dice: todos los grandes descubrimientos se han  derivado de la observación diligente. No hay mayor descubrimiento que el del Ser. Observa y comprende.

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